Hay pueblos que conquistan por lo que ves, y otros por lo que sientes. Manilva tiene ese don de mezclar paisajes que enamoran con una atmósfera de autenticidad que lo hace inolvidable. Conformada por tres núcleos de población: la propia Manilva en el interior y las localidades costeras San Luis de Sabinillas y Castillo de la Duquesa, Manilva es un rincón situado entre viñedos, castillos y playas donde el tiempo parece fluir de otra forma.
¡Sigue leyendo y prepárate para descubrir este destino de la Costa del Sol!
Manilva entre viñedos y olas: un viaje al sur más auténtico
Pequeña, blanca y con alma. Manilva es ese pueblo que te recibe con historia, te atrapa con sus paisajes y te abraza con su gente. Entre baños romanos y playas tranquilas, aquí el Mediterráneo cobra un nuevo sentido.
Raíces romanas y alma andaluza
Caminar por Manilva es pasear entre siglos de historia. Este municipio guarda en su interior huellas de la Edad del Bronce, pero fueron los romanos quienes dejaron una impronta imborrable. En el entorno del Castillo de la Duquesa, uno de los núcleos de población a orillas del mar, aún se conservan restos de una villa romana con termas, necrópolis y salazones.
El propio castillo, del siglo XVIII, se alza sobre aquellos vestigios para proteger la costa de incursiones piratas. Hoy, alberga el Museo Arqueológico y es el icono que da nombre al núcleo poblacional de Castillo de la Duquesa (o El Castillo)

Siguiendo el litoral hasta el límite con la provincia de Cádiz, la historia nos habla desde las torres almenaras de Punta Chullera, que vigilan el horizonte desde un promontorio natural.
Ya en el pueblo, se alza uno de los iconos de Manilva: la Iglesia de Santa Ana con su peculiar fachada con torre central.
Y si buscas una experiencia diferente, no dejes pasar los Baños romanos de la Hedionda, a pocos minutos de Manilva, ya en el término municipal de Casares. Aguas sulfurosas entre naturaleza, donde, según cuenta la historia, Julio César encontró alivio a su piel.
Sabinillas, Duquesa y Chullera: el otro rostro de Manilva
El alma de Manilva también se vive junto al mar. Sus más de siete kilómetros de litoral ofrecen playas para todos los gustos. Desde la animada playa de Sabinillas, con su paseo marítimo, chiringuitos y ambiente familiar, hasta la salvaje playa de la Chullera, ideal para los que buscan desconexión y paisajes intactos.
La playa de la Duquesa, junto al puerto deportivo, combina relax y ocio. Aquí puedes disfrutar de un atardecer único desde un chiringuito en primera línea, practicar paddle surf o saborear pescado fresco en alguno de sus restaurantes. Y para los más aventureros, la playa de los Toros, algo más escondida, regala rincones de paz absoluta.

¿Qué hacer en Manilva? Vive experiencias
Este rincón de la Costa del Sol no solo invita al descanso. Si te gusta el deporte, Manilva te ofrece senderos entre viñedos, rutas en bici y actividades acuáticas como snorkel o kayak en zonas como Punta Chullera.
Los mercados locales, la agenda cultural y las fiestas populares, como la Fiesta de la Vendimia en septiembre, aportan ese toque local que tanto atrae al viajero que busca autenticidad. Porque aquí todo se saborea sin prisa, con ese aroma a mar, campo y tradición.
Sabores que se quedan en la memoria
Y si algo completa la experiencia en Manilva, es su cocina. Desde los tradicionales espetos frente al mar hasta platos típicos como el gazpachuelo o los guisos marineros, la gastronomía local se disfruta con los pies en la arena o entre calles encaladas del casco antiguo.
Hay restaurantes en Manilva para todos los paladares, y siempre con ese sabor a Mediterráneo que enamora.
Visita Manilva y descubre un destino con mucho que ofrecer
Playas tranquilas, un casco urbano con historia y una oferta gastronómica que sorprende. Manilva es ideal para quienes buscan unas vacaciones completas en la Costa del Sol.


