Esta creación tan característica de la Costa del Sol ha pasado de las manos de los artesanos a formar parte de la imagen institucional de Málaga por su fragancia, su forma y su proceso de elaboración.
Origen y elaboración de la biznaga
El origen de la palabra “biznaga” procede del árabe: “regalo de Dios”. Antiguamente, se usaba como ambientador, ya que tiene un olor muy agradable, o como remedio natural contra los mosquitos. En la actualidad ha pasado a ser un elemento decorativo, además de ser uno de los emblemas de Málaga.
La biznaga es una confección artesanal que incluye flores de jazmín y el tallo del nerdo, una especie de cardo que se recolecta antes del verano. Se elabora insertando las flores del jazmín en forma de bola en este tallo cuando aún están cerradas, de forma que al llegar la noche se abren desprendiendo su característico olor.
Biznaga malagueña: origen y relación con la ciudad
El origen de la palabra biznaga procede del árabe hispánico basánqa, derivado a la vez del griego “bisnākon”, nombre de una planta aromática. En Málaga, la tradición de elaborar las biznagas, tal y como la conocemos hoy en día, nació durante el siglo XIX.
Pero, ¿para qué sirve la biznaga? Más allá de su belleza, la biznaga tiene una función práctica. Tradicionalmente, se usaba para perfumar el ambiente durante las noches de verano y, gracias al aroma del jazmín, también para ahuyentar insectos y mosquitos de forma natural
En aquellos años, los biznagueros recorrían las calles del centro ofreciendo estas flores aromáticas a vecinos y visitantes. Con el paso del tiempo, la biznaga se integró en la vida diaria de los malagueños. Aparecía en fiestas, ferias y celebraciones religiosas. Su imagen comenzó a figurar en carteles turísticos y, más tarde, es representaciones artísticas y literarias, consolidándose como un símbolo de identidad local.
La figura del biznaguero: guardián de una tradición
El biznaguero es la persona encargada de vender la elaboración de la biznaga por las calles de la capital. Con su atuendo característico: camisa blanca, fajín rojo y pantalón negro, recorre las calles con una bandeja de esparto o una penca donde reposan las biznagas elaboradas.
Más allá del oficio, el biznaguero representa valores muy malagueños: la hospitalidad, la dedicación y el respeto por las costumbres locales. En los Jardines de Jardines de Pedro Luis Alonso junto al Ayuntamiento y a los pies de Puerta Oscura, podrás artesanos anónimos que forman parte de la ciudad.
De la calle al cine: la Biznaga de Oro
Como habréis podido comprobar, la biznaga es mucho más que unas flores: un símbolo que forma parte de la identidad y la historia de Málaga. Su importancia es tal que, desde 1998, da nombre al máximo galardón del Festival de Cine de Málaga, la Biznaga de Oro: un galardón a la mejor película del certamen.
El premio, inspirado en la flor más representativa de la ciudad, une el mundo del arte y la cultura con el orgullo loca. Así, la biznaga malagueña ha pasado de las calles a los escenarios internacionales, consolidándose como un emblema cultural que identifica a Málaga y fuera de la provincia.
La biznaga, el espíritu de Málaga
En definitiva, la biznaga malagueña es una creación artesanal que encierra siglos de historia, saber popular y orgullo malagueño. Representa la delicadeza de lo hecho a mano, el valor de las costumbres y la calidez de una ciudad que sabe donde conservar sus raíces. Joyas, abanicos, alfileres para la ropa… Existen todo tipo de recuerdos confeccionados a mano para ti o para llevar como regalo a tus amigos.
Quien visita Málaga no puede marcharse sin ver una biznaga o sin percibir su aroma. Es el recuerdo más auténtico de la provincia: una flor que, aunque no nace de la tierra, florece cada día en la memoria de su gente.
