¡Fruta, queso, verdura, carne, pescado! El ambiente frenético que se vive desde primera hora del día en el mercado de Atarazanas, de Málaga, es propio de la hora punta en Wall Street. Gente que va. Gente que viene. Gente que busca (y encuentra) todo tipo de productos gastronómicos. Se ubica en la calle homónima, en pleno centro, a un minuto de las arterias principales de la ciudad: Alameda Principal y calle Larios. Hoy es el principal centro de abastos de la capital de la Costa del Sol y un Bien de Interés Cultural, un título que se ha ganado durante su más de un siglo de vida.
Atarazanas es un lugar para ver, comprar, oler, tocar… ¡y comer! Se trata de uno de los pocos mercados que tienen en su interior varios bares para disfrutar de una caña y una tapa entre compra y compra. Y es que un paseo por este mercado da para mucho y vale para todos. Desde el que busca los mejores alimentos frescos de la zona hasta el ‘cocinitas’ que quiere el producto más raro y exótico que pueda añadirse al plato.
El colorido del mercado ayuda a despertar las sensaciones culinarias nada más pisar su interior. Cada puesto pinta de un color: rojo, amarillo, azul, blanco… a lo que hay que sumar el colorido que proporcionan los propios alimentos y las 108 piezas de vidrio que decoran y dan luz a sus paredes.
El mosaico de cristal, diseñado por los hermanos Atienza en 1973, refleja algunos de los monumentos y lugares más ilustres de la ciudad de Málaga. Esta vidriera es parte de la remodelación acometida en los últimos años. Con ella se renovaron todos los puestos y se le dio un toque que imitara el estado original del mercado.
Como no podía ser de otra forma, el alimento estrella ‘made in Málaga’ es el ‘pescaíto’, recién traído del mar y que en ocasiones da los últimos aletazos antes de venderse. Los amantes del sushi han encontrado aquí una alternativa interesante para comprar productos frescos y cortados por las mejores manos. La fruta y productos tropicales procedentes de la Axarquía o la gran variedad de setas de la provincia en los meses otoñales son otro de los atractivos.
Un poco de historia
Antes de ser mercado, este centro de abastos de Málaga fue almacén, arsenal, hospital militar y cuartel. A principios del siglo XIX este espacio estaba ocupado por un taller naval (motivo de su nombre: Atarazana) de origen nazarí que fue demolido con el fin de crear un lugar para dar trabajo a las clases pobres. Gracias a la intervención de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, la gran puerta de su fachada se salvó de la demolición. A día de hoy sigue intacta y nos da la bienvenida al lugar.
Por la belleza de su interior y la riqueza gastronómica que ofrece, el mercado de Atarazanas se ha convertido en un espacio transitado entre los turistas que visitan la Costa del Sol y todos los malagueños.