En el año 1951, durante la edificación de la Casa de la Cultura de Málaga, se descubrieron los restos del Teatro Romano. Había permanecido oculto durante miles de años. Fue construido en la época del emperador Augusto y utilizado hasta el siglo III. A partir de entonces dejó de emplearse con fines culturales y se usó como cantera para la construcción de la Alcazaba de Málaga y de depósito para salazones, como demuestran los restos de pescado encontrados tras su descubrimiento.
Antonio Banderas, actor clandestino
El arquitecto Pons Sorolla fue el encargado de restaurarlo en 1960. Tras más de 40 décadas de obras y excavaciones, el Teatro Romano fue reinaugurado en 2011 como espacio escénico. Sin embargo, en ese 16 de septiembre de 2011 no fue la primera vez que se utilizaba para representar obras.
El lugar había sido empleado como espacio clandestino para actuaciones que estaban censuradas durante los meses de la dictadura de Franco. Antonio Banderas, una de las grandes estrellas de Hollywood, fue uno de los que retaron a la censura cultural a través de estas actuaciones.
A día de hoy se conservan tres grandes partes del Teatro Romano de Málaga: Cavea, Orchestra y Proscaenium.
- Cavea: graderío semicircular destinado al asiento de los espectadores. La cavea se divide en varias zonas a las que se podía acceder mediante pasillos y vomitorios.
- Orchestra: semicírculo en el que se sentaban las autoridades y actuaba el coro.
- Proscaenium: escenario, espacio donde se actuaba.
Tras la rehabilitación se construyó junto al teatro el Centro de Interpretación, una pequeña galería equipada de nuevas tecnologías que permite revivir la historia del lugar. A través de pantallas táctiles se puede pasear por el Teatro Romano y comprobar su evolución a lo largo de los años. Asimismo, pueden contemplarse algunas de las piezas que se recuperaron durante las excavaciones.
A día de hoy el Teatro Romano de Málaga se sigue empleando como escenario, especialmente durante los meses de verano.