La Costa del Sol es un destino tocado por las bondades del clima, la belleza paisajística y la riqueza histórica y cultural. Un enclave privilegiado que se ha convertido, por muchas razones, en uno de los más cotizados del Mediterráneo.
Golf, resorts y residencias exclusivas
La Costa del Sol ha sido tradicionalmente un destino preferente para la inversión hotelera y residencial. Enclaves como Puerto Banús, en Marbella, seducen por su sofisticación, glamour y sus tiendas de lujo. De hecho, la mayoría de las residencias turísticas que existen en la Costa del Sol pertenecen a ciudadanos provenientes de otras partes del mundo. Británicos, alemanes, árabes, rusos y norteamericanos son algunas de las principales nacionalidades de estos auténticos enamorados de la Costa del Sol.
El golf también ha ejercido una atracción muy poderosa sobre la inversión extranjera. Con más de 70 campos de golf, la Costa del Sol ha tejido una red de instalaciones única en el mundo no sólo por cantidad sino, sobre todo, por calidad. La infraestructura residencial creada en torno al mundo del golf constituye uno de los grandes alicientes inversores de la Costa del Sol.
Un hotel de lujo junto al mar, el nuevo techo de Málaga
Si ya era impresionante la oferta turística de la Costa del Sol, en los últimos años Málaga capital le ha aportado un ingrediente especialmente interesante: la cultura. Museos como el Picasso, el Centro Pompidou, el Museo Thyssen y otros magníficos espacios que están en proceso de implantación, convierten a Málaga en la nueva capital del arte y la cultura, una ciudad inspiradora que todo el mundo quiere conocer.
La inversión extranjera no es ajena a este fenómeno. Diversos grupos empresariales de primer orden encuentran en Málaga una combinación de factores como pocos lugares reúnen actualmente. Una gran ciudad, historia, sol, el mar, un magnífico puerto de cruceros, la mejor gastronomía y una inmejorable propuesta museística, todo ello convierte a Málaga en una de los mejores ubicaciones para grandes proyectos en los próximos años.
Sin ir más lejos, en pleno Puerto de Málaga se levantará, a la manera de un gran faro, un rascacielos de 135 metros que albergará un hotel de gran lujo. Será el edificio más alto de la capital malagueña y unas espectaculares vistas al Mar Mediterráneo desde cada una de sus 352 habitaciones.