Si eres de los que huyen de los viajes exprés, los circuitos maratonianos y el turismo de masas, la provincia de Málaga te ofrece argumentos de sobra para abrazar el slow travel. O lo que es lo mismo: librarte de las prisas, integrarte en el entorno y vivir cada experiencia con los cinco sentidos.
Las posibilidades son innumerables. Desde alojarte en un convento del siglo XVI hasta disfrutar de la gastronomía típica en una ancestral posada de diligencias. Y es que en esta tierra de gente afable y rincones cautivadores, te será fácil desconectar del estrés.
Naturaleza y relax
Para relajarse, un enclave ideal es el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. En Benaoján y Jimera de Líbar podrás perderte por hermosos bosques, hacer noche en molinos rehabilitados e incluso jugar al golf rústico. Y cómo no, degustar las deliciosas chacinas elaboradas de forma artesanal, famosas por su calidad y sabor.
Aunque si lo que necesitas es un retiro, pásate por la Casa Rural Ahora de Cortes de la Frontera. Situada entre el Cañón de las Buitreras y el río Guadiaro, este apacible lugar de reposo ofrece servicios de comedor ecológico, masajes y terapias naturales.
Los viajes interminables en coche no casan con la filosofía del slow travel. Así que una de las alternativas es visitar el Parque Natural de los Montes de Málaga. Contemplar sus bosques y saltos de agua es una delicia.
En Ronda, disfrutar de las comodidades de un hotel con vistas al Tajo o explorar la cultura local con actividades originales como las que ofrece Entrelenguas son sólo algunas de las opciones para redescubrir con calma la capital serrana. Por su esmerada decoración de estilo señorial y su acogedora atmósfera, destaca el hotel San Gabriel. Se trata de una casa familiar del siglo XVIII con cuadros de época y candelabros, que integra una biblioteca y una pequeña bodega con vinos de la tierra.
Ronda cuenta también un cortijo convertido en establecimiento turístico perteneciente al Convivium Slow Food de Málaga y un amplio abanico de restaurantes de cocina local. No te vayas sin probar la perdiz a la rondeña, las migas o el gazpacho a la serrana. ¡Querrás repetir!