En la playa disfrutamos, nos divertimos, nos relajamos e incluso mejoramos nuestro estado de salud. Sin duda, ir a la playa es una de las mejores prescripciones al alcance de nuestra mano que podemos seguir para prevenir ciertas enfermedades o para remitir otras.
A continuación destacamos algunos beneficios del mar, la arena, el sol y la combinación de todos ellos. ¡Qué suerte vivir junto al Mediterráneo! ¿No te parece?
El Sol aporta vitamina D.
Es oportuno recordar que debemos tomar el sol con moderación, pero no es menos importante saber que el sol contribuye en gran medida a que nuestro cuerpo produzca vitamina D. Por eso se la conoce como la vitamina del sol, un aporte básico para el buen estado de nuestros huesos.
El azul del mar nos relaja.
Mirar hacia el mar nos genera una inconfundible sensación de bienestar. Su color azul está asociado a la tranquilidad y a otras emociones positivas como la sinceridad o la seguridad.
La brisa marina es fuente de salud.
El agua salada tiene mucha concentración de yodo, un componente idóneo para la regulación de la glándula tiroides. Por supuesto, ese efecto positivo ocurre en contacto directo durante el baño, pero también al respirar su brisa. Y además, el aire proveniente del mar aporta una humedad y limpieza muy beneficiosas para el sistema respiratorio.
Pasear por la arena beneficia nuestras articulaciones
Aparte de la grata sensación de caminar sobre la arena, este sencillo ejercicio contribuye a tonificar nuestros músculos, huesos y articulaciones. También se verá beneficiado el flujo sanguíneo de nuestras piernas, y en consecuencia, todo el aparato cardiovascular.
Y además de todo esto, la playa es para muchas enfermedades de la piel una medicina natural. El mar y la misma brisa pueden mejorar algunas patologías de difícil tratamiento como el acné, la dermatitis atópica o la psoriasis.
Ya ves, ir a la playa es uno de los grandes placeres saludables que tiene el verano, y en el caso de la Costa del Sol, un lujazo que te puedes regalar durante todo el año.
